Hay muchas razones para utilizar los e-cars como coches de empresa. Factores como la búsqueda de una movilidad sostenible y la independencia de los precios de la energía están haciendo que las empresas se replanteen la cuestión. Pero hay otras razones que están llevando a las empresas a pensar que el momento del cambio es ahora. Tanto por el rápido desarrollo técnico de los vehículos eléctricos en términos de autonomía, consumo energético y capacidad de las baterías, como por la creciente infraestructura de estaciones de recarga en los sectores público y privado.
Por si esto fuera poco, los gobiernos también están aportando su granito de arena para propiciar el cambio a través de subvenciones y desgravaciones fiscales. Como resultado, los costes de explotación de una flota de coches eléctricos son, en algunos casos, más bajos que los de flotas similares de coches con sistemas de propulsión convencionales.
Los vehículos cedidos para uso particular de los empleados se computan como retribución en especie por el 20% del valor de mercado que correspondería al vehículo si fuese nuevo. En el caso de utilización mixta para uso empresarial y particular la retribución en especie se computará aplicando el porcentaje de uso particular del vehículo sobre dicha valoración.
La valoración anterior se puede reducir cuando se trata de vehículos eficientes energéticamente en:
Un 15% cuando se trate de vehículos que, cumpliendo los límites de emisiones Euro 6, tengan emisiones oficiales de CO2 no superiores a 120 g/km y un valor de mercado (del vehículo nuevo antes de impuestos) no superior a 25.000 euros.